QUE ES LA ASTROLOGÍA? por Alejandro Christian Luna

Pasan los años, las décadas, los siglos, y sigue sin haber un consenso general acerca de lo que la Astrología es. Y si todavía ni siquiera los astrólogos podemos definirla en forma terminante, al menos quisiera comentar lo que la Astrología no es.

No es una ciencia, no es una técnica, no es una terapia, no es una filosofía, no es una creencia, no es una religiónEn realidad es una mezcla de todo lo anterior más algo más que se escapa… y se escapa porque se trata de algo vivo, y por lo tanto es cambiante e impredecible.

 En todo caso, ¿cuáles son los fundamentos por los cuales esta Astrología del siglo XXI parece gozar de tan buena salud?. Ella descansa en cinco intuiciones primordiales:

1) Como es arriba es abajo.
2) Como es adentro es afuera.
3) Energía = Conciencia + Destino.
4) Tú eres eso.
5) Habitamos un universo ordenado, con belleza y significado.

La carta natal de personas o países, los tránsitos planetarios, los complejos arquetípicos ligados al simbolismo de signos y planetas, etc., son parte del núcleo de sabiduría propio de la Astrología, y forman la base teórico práctica desde donde ésta se hace efectiva. Cada momento tiene una cualidad específica y las correspondencias arriba/abajo lo muestran. Todo el tiempo la Astrología enseña que la realidad tiene una estructura fractal.

2) Como es adentro es afuera. También es una forma de correspondencia propia de la filosofía hermética, pero digamos que ahora nos toca mucho más de cerca. Es la constancia de que todo aquello que me ocurre está íntimamente ligado con lo que soy. Que la Astrología realmente “nos conste” implica un tremendo (y necesario) golpe al ego, de lo contrario es otra de las tantas cosas que se saben, se leen, se estudian y se graban en memoria (acumulando más y más información), pero que no implica una transformación del ser. Darse cuenta de esto es aceptar que todo lo que me pasa tiene que ver conmigo.


1) Como es arriba es abajo. Remite al principio de correspondencia, donde los movimientos de los planetas a través de los signos, la relación entre el Sol, la Luna y la Tierra, y hasta el lento movimiento de la precesión de los equinoccios reflejan simbólicamente el acontecer de lo que ocurre en nuestro planeta a nivel personal y colectivo. Utilizando un lenguaje más actual, los diseños fractales de la naturaleza relacionan diferentes dimensiones de la realidad que mantienen un isomorfismo (una misma forma o estructura). Esto significa que el estudio de una estructura – el cielo- puede reducirse al de la otra -la Tierra- mediante analogías basadas en la asunción de que dos cosas son la misma en algunos aspectos, aquellos sobre los que está hecha la comparación.

3) Energía = Conciencia + Destino. Esta ecuación quiere decir que toda la energía astral de alguna manera siempre está alrededor de uno. Todo aquello que soy pero que no soy consciente aparecerá en mi vida como destino. Me ocurrirán las cosas que correspondan de acuerdo a mi propia carta y de cuan alejada esté mi conciencia de esta estructura astrológica natal que soy. Aquí se torna fundamental el trabajo con la propia sombra, o sea, con lo desconocido de mí mismo, pues mi sombra será proyectada sobre alguien más, generando un cierto tipo de destino. La carta solamente indica un potencial cuya actualización o no, dependerá de mi sintonía momento a momento. Y esto también es un formidable ataque al ego, pues ahora se torna imposible separar al yo de lo que le pasa, tan imposible como separar al rojo del amarillo una vez que se unieron para hacer el naranja. A partir de la carta astral, dime con qué te identificas (luz) y te diré qué tipo de experiencias tendrás que vivir por destino (sombra).

Ya vimos los primeros tres fundamentos por los cuales esta Astrología del siglo XXI parece gozar de tan buena salud. Qué significa el punto 4) Tú eres eso?.

 4) Tú eres eso. (Tat vam asi) es una antiquísima frase hindú del Chiandogya Upanishad que justamente apunta a la unidad de las cosas que aparecen fragmentadas en el plano de realidad en que nos movemos habitualmente. Es la capacidad de sentir en cada célula del cuerpo que la otredad es constitutiva de mí ser, que el otro soy yo y que en una dimensión más profunda, la distinción entre sujeto y objeto se revela como ilusoria. Todo es vínculo, todo es relación. Y todos los seres compartimos la misma naturaleza vital. 

La propia carta natal es parte de una red infinita de cartas natales donde aparecen reflejados nuestros vínculos, y los vínculos de nuestros vínculos. Es altamente improbable que quien viva “astrológicamente” no se vea transformado de una u otra manera. Si el proceso va bien, el contacto sostenido nos transforma en verdaderos alquimistas, siendo nosotros mismos la materia prima a ser transformada en oro. Si el proceso no es efectivo, lejos de transformarnos, nos serviremos de la Astrologia para intentar conseguir nuestros objetivos personales, generándonos ansiedad, miedo al futuro, una velada sensación de omnipotencia, rigidez, actitud prejuiciosa, etc.

5) Habitamos un universo ordenado, con belleza y significado.
Desde la intuición pitagórica acerca de la armonía de las esferas hasta los descubrimientos revolucionarios de Johannes Kepler en el siglo XVII, la ciencia una y otra vez demuestra que hay un orden matemático en la naturaleza. Pero lo que no es tan evidente es que la belleza y la armonía forman parte de la lógica matemática. Las órbitas de los planetas, su velocidad, sus posiciones relativas, etc., son totalmente predecibles y están codificadas en las efemérides planetarias que todos los astrólogos utilizamos. A la belleza se le suma el significado que tienen para el humano estas posiciones y movimientos predeterminados, agregando una dimensión más (la simbólica) a la mera información posicional que las efemérides brindan. A la Astrología le cabe dar cuenta de la unidad entre cosmos y mente.
Es el tipo o nivel de conciencia alcanzado (entendiendo por conciencia no solamente lo cognitivo sino la integridad cuerpo/emociones/pensamiento/alma) el que dará un significado diferente a cada experiencia. Así un tránsito de Saturno por ejemplo, puede ser vivido como un castigo, una maldición, un incordio, una crisis que hay que atravesar o una gran oportunidad para por fin madurar. Dependiendo cómo la conciencia signifique las experiencias, el destino abrirá ciertas puertas y cerrará otras.

Todo respira al unísono solía decir Plotino, y desde las más lejanas galaxias hasta la más ínfima partícula subatómica, la respiración del cosmos atraviesa todo; y también las fútiles acciones que cometemos los humanos. Acaso proponer estas cinco “intuiciones” no deja de ser otro inútil aunque necesario accionar; es un intento de transmitir experiencias compartidas de enorme plenitud y agradecimiento a la vida, un acto casi impersonal e involuntario, que proviene de la capacidad de tomar contacto con algo tremendamente intenso y amoroso a la vez.

¿Qué vemos en una Carta Natal?

Según mi experiencia personal, he podido observar que en general le pedimos mucho a la Astrología; y más importante aun,  ¿desde donde le pedimos?.

Le pedimos desde nuestra necesidad de control y de nuestro miedo al futuro. Ustedes pueden ver como en muchos casos este miedo al futuro se transforma en miedo a los tránsitos, miedo a algunas casas a las que hay que evitar, a ciertos planetas, en fin… miedo a la Astrología. Por un lado nos fascina, por otro le tenemos pavor.

Este pavor se basa en el supuesto de que todo se puede predecir, por tanto, ya estamos predestinados. Podemos saber que le va a pasar a la persona, como es, que necesita, etc, y todo a partir de su carta natal. Hay un supuesto básico que en cada carta natal esta toda la información habida y por haber, que la Astrología es una ciencia exacta, que solo se trata de ajustar las técnicas y la precisión para que sea reconocida definitivamente por los escépticos.

Lo que cada carta indica es tan solo el potencial energético del ser en cuestión; un potencial que se despertará o no, de acuerdo al contexto total en que ese ser se mueva. Un potencial que puede manifestarse en niveles integrados y amorosos o fragmentarios y miedosos.


Parece esencial que el descubrimiento y acompañamiento de las energías de la carta deben ser “alumbradas” en forma conjunta entre consultante y consultor. El astrólogo solo puede tener hipótesis previas de trabajo, no puede saber de antemano nada, pues ese conocimiento bien puede estar basado en pre-juicios. Las hipótesis de trabajo deben ser verificadas en el momento de la consulta, en el espacio co-creativo en que tanto el astrólogo como el consultante van descubriendo conjuntamente la forma en que esa persona en particular fue actualizando -como pudo- el potencial de su carta.

Autor: Alejandro Christian Luna

CICLOS DEL DEVENIR Alexander Rupertti: Conclusiones

Comparto un texto que está al final del libro “Ciclos del Devenir” de Alexander Rupertti que refleja punto por punto lo que nos motiva transmitir desde la escuela Astro-síntesis donde abordamos la enseñanza de la astrología desde un enfoque de autoconocimiento ampliamente comprometidos con la idea del desarrollo pleno de las cualidades esenciales de cada uno.

Confiando plenamente en que cada paso que vamos dando en esta formación tiene este “compromiso humanista” del que habla Alexander Rupertti, sé que aunque sea en forma incipiente va quedando alojada en cada uno, la semillita del crecimiento interior que será activado en sus fases correspondientes y sé que tendrán herramientas para responder a eso…

Sin más agradeciendo enormemente a los alumnos que pasaron a los actuales y a los profesores que confían en seguir acompañándome en esta aventura del alma los dejo con el texto que no tiene desperdicio…

Atte. Adriana Sanchez directora de la escuela de Astrología Astro-síntesis*

…El compromiso humanista es, sobre todo, un compromiso de ser tan plenamente como sea posible lo que uno es potencialmente. Cada persona nace para expresar, de modo tan puro como sea posible, la promesa contenida en su mapa natal. Esto implica naturalmente ciertos problemas que deberán resolverse y ciertos desafíos que deberán afrontarse. Una vez Rudhyar dijo que, de algún modo, todos somos la expresión de un problema y la posible solución de ese problema. En consecuencia, un individuo sólo podrá resolver ese problema si realmente ES lo que su mapa le muestra que potencialmente es.

Desde cierto punto de vista, este problema es la vida misma. Sin embargo, hay muchos pormenores específicos más que han de añadirse a esta idea. Todos somos ejemplos de lo que un ser humano puede ser, mientras que al mismo tiempo cada uno de nosotros tiene algo que al otro le falta. Esto es cierto no sólo en términos de los dones y talentos individuales, sino más especialmente en términos de la faceta individual de la verdad que cada persona tiene que expresar. La verdad total serán todas estas facetas ensambladas. Por tanto, cada persona deberá hallar su propio método y su manera individual de expresar esa verdad.

El compromiso humanista no es fácil, porque vivir la vida consciente significa que uno deberá ser primero un verdadero individuo, y para ser un verdadero individuo uno deberá, primero de todo, tomar su distancia de los demás, de lo que la mayoría irreflexiva acepta. Una persona tiene que ganar una perspectiva sobre lo que todos los demás creen, sienten y piensan. Deberá averiguar las cosas por sí misma, más que suponer meramente las opiniones de los que le rodean. Así, uno deberá primero aislarse psicológicamente del resto del mundo.

El proceso de individuación implica inevitablemente aislamiento como su primer paso. El individuo deberá nacer del vientre psíquico de la familia o la sociedad. Esta es generalmente la parte más difícil de todo el proceso, liberándose de todas las presiones y prejuicios del medio ambiente de uno y de todas las ideas y valores supuestos por los demás y que no deberán tomarse más por sentados. Esto no significa necesariamente separarse de los sentimientos y emociones de uno; sin embargo, uno deberá aprender a experimentar sus sentimientos con su propio modo personal.

Por tanto, un individuo deberá inicialmente ganar una perspectiva sobre el modo en que sus sentimientos habituales son condicionados por los sentimientos de los que le rodean, sobre el modo en que se le hizo sentir y pensar de acuerdo con los ejemplos y normas de los demás.

Una vez que una persona consigue separarse del modo aceptado de ver y hacer las cosas, estará en posición de determinar cómo podrá sumar algo nuevo. ¿Cómo podrá un individuo usar su mapa natal como guía para ganar esta nueva perspectiva? El primer paso es vivir y trabajar de acuerdo con el significado que uno encuentre de acuerdo con su edad específica en esa época (el Factor Edad).

El desarrollo individual de uno está ligado inextricablemente al factor edad, pues éste expresa el fundamento genérico de todas las variaciones individuales. Antes de los 28 años de edad, cada persona trata, consciente o inconscientemente, de actualizarse. A fin de hacer esto, una persona deberá primero atravesar los logros de su pasado racial y cultural que llevaron hasta el momento actual. Sin embargo, en vez de continuar viviendo del modo indicado por el pasado, como lo hacen tantas personas, el humanista tratará de USAR ese pasado como punto de partida de algo nuevo. En otras palabras, no repetirá simplemente lo que ya se hizo, con modificaciones solamente superficiales que nada cambian esencialmente. Más bien, tratará de sumar algo nuevo a lo que existió antes. Por tanto, los primeros 28 años de edad deben representar un proceso de asimilación de los frutos del pasado. Así, un individuo deberá llegar a ser amo de todas las funciones y talentos a su disposición, de todo lo que posea externa e internamente, a fin de ser él mismo. Una persona no podrá ser verdaderamente un individuo en el sentido psicológico del término antes de esa época.

Un niño prodigio no es todavía un individuo verdaderamente creador. Es una expresión de su herencia, de su familia o del pasado de su alma, y a menos que haga algo como individuo con su don, cuando alcance la madurez será probablemente olvidado. La vida creativa real, como verdadero individuo, no puede empezar antes de los 28 añosde edad.

No hay edad específica en la que .sea demasiado temprano para aceptar el compromiso humanista, pues todos deberán empezar en alguna parte. Una persona puede empezar su estudio antes de los 28 años de edad, como un médico comienza su estudio de la medicina antes de esa edad. La cláusula es aquí que uno aplique los principios humanistas a su propio mapa al comienzo y no trate de usar la astrología sólo para otras personas. La astrología humanista deberá ser primero una experiencia PERSONAL. Todo trabajo subsiguiente en astrología humanista brotará entonces del compromiso inicial con uno mismo. Así, cuando una persona desea asumir el compromiso humanista, debe empezar con su propio mapa natal.

Después de intentar entender su pauta natal, debe entonces calcular las progresiones y los tránsitos desde el nacimiento hasta el momento actual a fin de ver cómo su vida, como la vivió, encaja en la pauta humanística de tales progresiones y tránsitos. Esto exige prestar atención consciente a los significados más profundos que el humanismo aplica a todos los factores astrológicos.

En vez de estudiar los propios tránsitos y progresiones en términos de acontecimientos y altibajos de triunfo y felicidad de uno, un astrólogo humanista tratará de verlos y usarlos en términos de su crecimiento potencial en madurez personal y social.

Alcanzar una verdadera madurez personal es tarea difícil en todo tiempo, y hoy es inclusive más difícil porque toda la sociedad se empecina en mantener a todas las personas en un estado de inmadurez perpetua, condicionada para que compre lo que la economía produjo. En el moderno modo de vida todo se abastece con el propio orgullo y estimula su sentido de la codicia y la envidia. Refuerza la pereza y la complacencia inherentes, y fomenta un miedo básico de inseguridad. Sostiene un deseo infantil de depender de los .demás o de salir con la suya a toda costa. Los principios sociales y morales de conducta perdieron su autoridad y, en consecuencia, el contacto personal se tomó cada vez más irresponsable. La psicología profunda, o un tipo de astrología que sea verdaderamente psicológica en su orientación, podrá ayudar a un individuo a que sea una persona más madura.

En este caso, la astrología sólo se aplicará siempre que no sirva, como mucho de lo que lleva su nombre, como un escape de la responsabilidad personal a través de un énfasis malsano sobre las “influencias” externas como si fueran responsables de lo que uno es, hace y experimenta.

La astrología humanística centrada en la persona está en posición de ayudar a un individuo a ser maduro porque fomenta la aptitud de concentrarse objetivamente en las facetas básicas de la personalidad total de esa persona, una tras otra, sin evasión o rebeldía innecesaria. Le permite a uno concentrar su atención, con una finalidad, en lo que se revela astrológicamente en todo tiempo como el foco principal del desarrollo personal.’

Una persona que, durante cualquier fase de su vida, hace lo que es necesario que ella haga, no tendrá tiempo para complacerse en las travesuras de un niño malcriado. No se considerará víctima perpetua del cosmos, cavilando constantemente sobre por qué fue especialmente elegido para la aflicción.

Un astrólogo deberá comprender que hoy, el problema básico de la mayoría es que ésta nunca sabe qué es lo que debería estar haciendo.

Debido a la inmensa confusión de valores del mundo moderno, la vida no es más estructurada por principios ·morales y espirituales de conducta que valgan la pena. La tarea del psicólogo, o del astropsicólogo, es aclarar las dudas, los problemas, los miedos y los conflictos personales que asedian a los individuos del siglo XX.

El enfoque humanístico podrá sumar a este trabajo psicológico el conocimiento· de aquello por lo que un individuo ha de trabajar, en cualquier momento particular, con referencia a la tarea de toda una vida de lograr la plena madurez personal. Si un astrólogo cree que los problemas conectados con la adolescencia o la menopausia se deben al tránsito de Saturno en oposición a su posición natal en esos tiempos, y que es la “influencia” de ese planeta la que, en consecuencia, es responsable del sufrimiento y los conflictos que ocurren, entonces nunca podrá usar la astrología de modo psicológico constructivo. En astrología, la cuestión nunca debe ser cómo emplear el “libre albedrío” de uno a fin de evitar la crisis biológica o individual medida por aspectos planetarios. Un astrólogo debe conocer que las crisis del crecimiento deben sobrevenir en toda vida. Las crisis son necesarias porque son esenciales para el desarrollo de la personalidad.

La libertad individual no consiste en tratar de decidir si uno tendrá o no una crisis, sino en el significado que una persona le dé. La aptitud para dar significado es la única característica básica espiritual de los seres humanos. En sus experiencias en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, Víctor Frankl descubrió este atributo singularmente humano. La astrología humanística puede desarrollar esta aptitud.

Para el astrólogo humanístico, el juicio de valor que uno da a una experiencia o a un acontecimiento no es inherente a la experiencia o al acontecimiento mismo. Los juicios de bueno y malo, favorable o desfavorable, son el resultado de lo que una persona piensa y siente en esa época. Si uno cambia los valores sobre los que basa sus acciones, sentimientos y pensamientos, entonces también cambiará el significado de sus experiencias.

En consecuencia, cuando un astrólogo rotula un acontecimiento o experiencia posible como “malo” porque tradicionales libros de texto astrológicos declararon que los planetas involucrados son “maléficos”, o los aspectos son “horribles”, o eI grado involucrado está vinculado a una estrella fija que aporta sucesos catastróficos, entonces su interpretación tendrá una influencia evidentemente negativa. El significado que la persona que le consulte extraerá de la experiencia o acontecimiento será entonces también negativo, y ése es un crimen psicológico. Así, es esencial que el astrólogo aprenda tan pronto como sea posible que CUALQUIER condición o aspecto astrológico podrá corresponder a una victoria espiritual. El astrólogo que es incapaz de admitir este hecho y que, en consecuencia, tiende a obstruir esta victoria mediante consejo negativo que estimule miedo o sentido de culpa o inferioridad es una amenaza para la sociedad. El único modo de evitar este peligro es que las personas en general comprendan, aunque no lo hagan los astrólogos orientados hacia los acontecimientos, que los factores astrológicos NO se refieren esencialmente a acontecimientos externos o fuerzas exteriores al individuo, sino a fases de crecimiento de la personalidad.

Las oportunidades de crecimiento que no se afrontan· plenamente dejan un residuo de negocio sin terminar que inevitablemente deberá ser tratado más tarde. Ese es el significado real de karma -un negocio del pasado, sin terminar. Sin embargo, si uno consigue satisfacer completamente todo lo que la vida le exige, no es. menester que haya residuo alguno de negocio sin terminar. Lograr esto lleva a la maestría espiritual.

Sin embargo, el crecimiento espiritual no se detiene aquí. Si uno llega al punto en el que logró todo lo que se proponía como individuo, entonces llega la hora de que se le pida que asuma responsabilidades mayores, asuma el karma de grupos, y a su tiempo, de la humanidad en conjunto. Este es el ideal espiritual cuyo ejemplo es la vida de Cristo.

A fin de afrontar positivamente los desafíos de la vida y crecer como “yo” consciente, cada persona deberá primero saber que ella es un “yo’~ individual con una finalidad por lograr y una madurez por alcanzar. Si no sabe ni siente esto, entonces nunca podrá usar consciente y significativamente las energías y poderes, físicos y psíquicos, conscientes e inconscientes, que su herencia y medio ambiente le ofrecieron como medio de expresión. Entonces, estas energías y estos poderes la usarán a ella. Astrológicamente, la 2ª Casa dominará a la 1ª Casa.

Una persona se sentirá simplemente como expresión de los diversos instintos, impulsos y deseos que la dominan, uno tras otro, como un planeta tras otro se acentúa por progresión o tránsito. Por esta razón, si un astrólogo presenta un mapa natal como simplemente el cuadro de diversos impulsos y deseos, ni su cliente ni el mismo astrólogo aprenderán jamás a manejarlos constructivamente. He aquí también por qué la astrología humanística más bien pone su acento sobre el yo que sobre sus poderes. Su intención es ayudar a una persona a que comprenda que su finalidad vital es usar sus poderes en términos de la calidad espiritual del ser que su momento natal le propuso que revelara progresivamente a través de los años.

El astrólogo tiene una responsabilidad personal para con su cliente en términos del modo en que ese cliente responderá (y tal vez seguirá) el consejo dado. Nunca debe ser cuestión, partiendo de un mapa, de tratar de “ver” lo que ocurrirá, y luego pasar esa información al cliente sin tener en cuenta las consecuencias. Eso no sería consejo psico-astrológico sino simple adivinación, sin tener en cuenta cuán sofisticados y “científicos”son los medios usados. En todo caso, antes de hablar o escribir, el astrólogo debe preguntarse qué podrá hacer el cliente con la información que él le dé. Como todo rasgo de un mapa natal que incluya las progresiones y los tránsitos pueden tener un potencial tanto positivo como negativo, la función del astrólogo no es cristalizar este significado como “negativo” cuando se ocupe de posibilidades presentes y futuras. Deberá aclarar la naturaleza del desafío en términos del desarrollo y finalidad totales de la vida. La decisión de actuar positiva o negativamente deberá seguir siendo eternamente responsabilidad del cliente; y cuando digo “positivo” o “negativo” significo un camino que conduzca a la realización espiritual o a la pérdida del yo en los valores materiales.

Al terminar, me agradaría aclarar que cuando hablo de progresiones y tránsitos como revelando el modo en que una persona debería actuar en términos de su “finalidad de vida”, nunca me refiero a acciones concretas o acontecimientos específicos. No hay un destino fijo para ningún individuo. Posibilidades de diversa índole están constantemente abiertas a toda persona y en cualquier edad. Cada posibilidad contiene la energía latente para hacer que se convierta en un hecho real.

Los factores astrológicos describen el tipo de posibilidades abiertas a una persona, y es esto lo que el “astrólogo podrá aclarar a su cliente. No corresponde al astrólogo escoger qué posibilidad ha de convertirse en un hecho real. Aunque puede hacer que el cliente tome consciencia de que cada posibilidad podrá materializarse en una vasta cantidad de modos y en muchos niveles diferentes de la realidad, la elección final deberá dejarse para el cliente.

Si una persona no logra decidirse o se siente incapaz de ejercitar su voluntad en una dirección dada, entonces lo que resulte será simplemente la consecuencia del impulso del pasado de esa persona. Entonces, el futuro será determinado por el negocio inconcluso de su pasado, por sus miedos y frustraciones, y por la’ presión de las influencias resultantes de su familia, comunidad o nación. Y si uno no logra decidir su propio destino, entonces el pasado decidirá por uno. Esto es especialmente cierto cuando uno teme la recurrencia de alguna experiencia difícil. Con su propio miedo, una persona podrá convocar realmente tales experiencias desde el reino de la posibilidad y hacerlas reales. Uno no tiene derecho a censurar a la astrología si, en vez de ejercitarse en una dirección escogida conscientemente, una persona aguardó pasivamente que ocurriera algo o reaccionó sin finalidad consciente ante lo que la vida le presenta.

En consecuencia, aprendamos a usar a la astrología como un medio para vivir más conscientemente, como un medio para estar plenamente despiertos y conscientes de lo que está en juego cuando en nuestras vidas sobrevienen momentos de decisión.

Las fases críticas -conjunción, semicuadratura, cuadratura, sesquicuadratura y oposición- en todos los ciclos planetarios e interplanetarios representan siempre momentos de decisión, momentos de nuestras vidas en los que debemos estar despiertos ante la necesidad de escapar de alguna actitud o situación que tiende a limitar nuestro crecimiento, o que nos mantiene esclavizados al pasado.

Siempre enfrentamos la vida con lo que, en ese tiempo, nos parece lo mejor de lo que somos capaces. Sea cual fuere la actitud que adoptemos, lo hacemos porque el equilibrio total de nuestra naturaleza en ese tiempo nos inclina a actuar de ese modo y porque creemos que será para mejor. A través de las crisis y muchas derrotas parciales en todas las vidas, aprendemos lentamente a cambiar este “equilibrio total” de nuestras naturalezas. Y así crecemos. No hay otro modo…

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